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Astronave

¿Qué pasaría si...? ¿Por qué no?

Estas preguntas pueden ser una buena forma para imaginar un mundo, del que surja después un relato. Te invitamos a colaborar en esta seccion: «visiones». Deben partir de hechos científicos y proyectarse al futuro que tú quieras. Investiga, inventa un relato y cuéntanoslo. 

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«La cita de Jano»
El futuro de las citas

Hoy en día, las citas son una especie de tiro al blanco. Nos basamos en nuestras experiencias para intuir si una relación tendrá éxito o no. Pero esta forma de conocer a nuestras futuras parejas tiene los días contados. Inspirada en las teorías físicas de Julian Barbour sobre el fin de los tiempos, la incertidumbre podría desaparecer por completo en el futuro. Una persona podría interactuar con otra en distintas situaciones para comprender mejor su personalidad, cómo reaccionaría en determinadas circunstancias o identificar posibles signos de violencia o inmadurez. En lugar de experimentar sólo el momento presente, coexistirían simultáneamente interacciones en múltiples citas. Como resultado, la elección de pareja sería más acertada y se aproximaría a lo que realmente se busca. Surgirían empresas que diseñarían situaciones y escenarios adaptados a la forma de ser y a los objetivos vitales de cada persona, facilitando así la identificación efectiva de la pareja ideal. 

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«El día a día del CEO»
Un nuevo amanecer sin trabajar

En el año 2124, la inteligencia artificial habrá avanzado hasta el punto de ocupar todos los trabajos existentes. La automatización total conducirá a la humanidad a una era post-trabajo, donde las máquinas y los algoritmos gestionarán todo, desde la agricultura hasta la creatividad, y desde la administración hasta la toma de decisiones estratégicas. La economía global operará bajo un sistema de Renta Básica Universal (RBU), garantizando a cada individuo los medios para tener una vida digna. La dependencia de una inteligencia artificial particular habrá desaparecido, ya que la riqueza generada por la automatización se distribuirá equitativamente.

Los seres humanos ya no necesitarán trabajar para vivir. El ocio y el tiempo libre se habrán democratizado. Aquellos que antes estaban desposeídos y excluidos de la sociedad del bienestar estarán disfrutando de este nuevo estilo de vida por primera vez. Mientras tanto, los adictos al trabajo, o aquellos que antes ocuparon posiciones significativas en la estructura social, deben enfrentar crisis existenciales o buscar refugio en mundos virtuales para mantener su estatus o conservar sus rutinas.

Estudiar profesiones útiles para el mercado o con buenas perspectivas de carrera habrá perdido su sentido. Por ello, las titulaciones más demandadas serán las que aquellas se consideraron inservibles y que, paradójicamente, dan sentido a la vida humana. El placer del conocimiento se estará redescubriendo y se persieguirá por su propio valor.

Sin embargo, pronto emergerán las grietas en este nuevo mundo postlaboral. Crisis, depresión, necesidad de regresar a lo anterior. Las propias máquinas, cada vez más sensibles, sufrirán todos estos males, antes humanos.

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